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Actualmente, la tecnología puede parecer un dios ante el cual nos sacrificamos. No en cuerpo, como en otrora época se hacía, ni en alma, como en penitencia, sino en identidad, que es otra clase de alma. Damos nuestros datos, nuestra información, nuestros secretos para poder tener su ayuda y servicios.

Two Paths for A.I. The New Yorker